ABSCESO PULMONAR



DIAPOSITIVAS: CLICK PARA DESCARGAR 


   Absceso pulmonar
Síndrome cavitario
Hace referencia a una cavidad de cierto volumen (>3 cm), rodeada de un parénquima condensado y se encuentra en comunicación con un bronquio permeable. Esta cavidad es superficial, con contenido aéreo y paredes lisas. Cuando las cavernas no presentan condensación precavitaria, o son muy profundas como en la región parahiliar, no se aprecian signos cavitarios.

La situación habitual es el hallazgo radiológico de una cavidad, a partir de la cual se plantean diagnósticos diferenciales, que pueden agruparse en 3 categorías: Inflamatorias (granulomatosis de Wegener y sarcoidosis), neoplásicas (carcinoma broncogénico necrosado o metástasis necrosadas), e infecciosas (absceso pulmonar, TBC, micosis y parásitos. La interpretación del cuadro clínico y los exámenes complementarios permitirán el diagnóstico específico de una de estas patologías.

Absceso pulmonar
El término  «absceso pulmonar» describe un proceso supurativo local en el pulmón debido a una infección, caracterizado por necrosis del tejido de este órgano. La broncoaspiración es la causa más frecuente; algunos de los factores que aumentan el  riesgo de broncoaspirar son la dismotilidad esofágica, los trastornos convulsivos y los cuadros neurológicos que ocasionan disfunción del bulbo raquídeo. Las intervenciones quirúrgicas sobre la orofaringe, las infecciones sinobronquiales, la sepsis dental y las bronquiectasias ocupan un lugar importante en su formación. El alcoholismo también predispone a la formación de un absceso pulmonar.

Etiología y patogenia. 
Aunque en las circunstancias oportunas cualquier patógeno es capaz de producir un absceso, los microorganismos aislados más a menudo son los estreptococos aerobios y anaerobios, S.  aureus y una multitud de gramnegativos. Lo más habitual  son  las  infecciones  mixtas, debido  a la  función  tan importante que cumple la inhalación de sustancias extrañas para su patogenia.

Los gérmenes anaerobios observados en condiciones  normales en la cavidad oral, como los miembros de los géneros Bacteroides, Fusobacterium  y  Peptococcus, son las colonias aisladas exclusivamente más o menos en el 60% de los casos. Los microbios causales llegan por los siguientes mecanismos:

·         Aspiración de material infeccioso (la causa más frecuente): Esto es algo especialmente claro en circunstancias como el alcoholismo crónico, el coma, la anestesia, las sinusitis, la sepsis gingivodental y la debilitación en la que están deprimidos los reflejos tusígenos.

·         Antecedentes  de  infección pulmonar primaria: La formación de abscesos tras una neumonía suele tener que ver con S. aureus, K. pneumoniae y el neumococo de tipo 3. Las personas sometidas a un trasplante o inmunodeprimidas por alguna otra razón se encuentran expuestas a un riesgo especial.

·         Embolia séptica: Los émbolos infectados procedentes de una tromboflebitis en cualquier tramo de la circulación venosa sistémica o de las vegetaciones correspondientes a una endocarditis infecciosa bacteriana en el lado derecho del corazón quedan retenidos en el pulmón.
·         Neoplasia: La infección secundaria es especialmente frecuente en el segmento broncopulmonar obstruido por un tumor maligno primario o secundario (neumonía postobstructiva).

·         Otros: Las penetraciones traumáticas directas de los pulmones; la diseminación de una infección desde algún órgano vecino, como una supuración en el esófago, la columna vertebral, el espacio subdiafragmático o la cavidad pleural; y la siembra hematógena del pulmón por microorganismos piógenos pueden dar lugar a la formación de un absceso pulmonar.

Una vez descartadas todas estas causas, aún quedan casos en los que no hay modo de identificar un fundamento razonable para la formación del absceso. Son los que se denominan abscesos pulmonares criptógenos primarios.

Morfología
Los abscesos varían de diámetro desde lesiones que miden unos pocos milímetros hasta grandes cavidades de 5 a 6 cm. Pueden afectar a cualquier parte del pulmón y ser únicos o múltiples. Los abscesos pulmonares debidos a una  aspiración se dan  más veces a la derecha  (porque el bronquio  principal  derecho es más vertical) y con  mayor frecuencia están aislados. Los que surgen en el curso de una neumonía o de las bronquiectasias suelen ser múltiples, basales y están esparcidos de manera difusa. Los émbolos sépticos y los abscesos septicémicos son múltiples y pueden darse en cualquier región de los pulmones.

La cavidad del absceso podría llenarse de restos supurativos. Si existe una comunicación con una vía aérea, el exudado contenido en su interior será evacuado de modo parcial para crear un hueco al que llegue el  aire.  Las infecciones saprofíticas superpuestas  manifiestan  una  propensión  a prosperar sobre los residuos ya necróticos de la oquedad del absceso. La infección ininterrumpida abre espacios grandes, fétidos, multiloculares de color negro verdoso con  una demarcación borrosa de sus bordes, lo que se designa gangrena del pulmón.

El cambio histológico cardinal en todos los abscesos es la destrucción purulenta del parénquima pulmonar en el territorio central de la cavidad. En los casos crónicos  la considerable proliferación fibroblástica produce una pared fibrosa.

Manifestaciones clínicas
-          Funcionales: Los síntomas del absceso pulmonar son típicos de una infección en los pulmones. Las manifestaciones de los abscesos pulmonares guardan un gran parecido con las de las bronquiectasias, y sobre todo se caracterizan por tos y grandes cantidades de un esputo sanguíneo o purulento maloliente. La fiebre, el dolor torácico y el adelgazamiento son menos frecuentes.

Cuando la infección es producida por anaerobios la evolución clínica es prolongada y algunos pacientes no manifiestan síntomas. Los cuadros iniciales más agudos son típicos de una infección por bacterias aeróbicas.  Otros datos útiles en el diagnóstico son la  fetidez del aliento y los problemas dentales. En casos crónicos se observan a  veces dedos hipocráticos u osteoartropatía pulmonar hipertrófica. Las acropaquias en ambos miembros pueden surgir en el plazo de unas cuantas semanas tras iniciarse el absceso.

-          Físicas (generales del síndrome cavitario): Los datos de la exploración física no son orientadores, y puede haber sibilancias o signos de consolidación.

Ø  Inspección: Retracción localizada del torax, inconstante. Disminución de la expansión torácica en el lado afectado. Si son profundas, el examen visual es negativo.
Ø  Palpación: Vibraciones vocales aumentadas.
Ø  Percusión: Sonoridad disminuida (o matidez aumentada) por la condensación; si la caverna es muy grande  y periférica; timpanismo que varía en los cambios de posición.
Ø  Auscultación: Respiración bronquial o soplo tubocavitario, cavitario o más raramente anfórico (grandes cavidades). Pectoriloquia (o voz cavernosa), a veces con resonancia metálica (metalofonía).
Con Frecuencia, el síndrome cavitario se reduce a una zona muy localizada de matidez, exageración de vibraciones vocales y estertores húmedos; estos signos se relacionan con la condensación precavitaria.


Diagnóstico
El diagnóstico del absceso pulmonar se basa en los síntomas clínicos, la identificación de algún cuadro predisponente y los signos de la radiografía de tórax. Siempre que se descubra un absceso en una persona mayor, es importante descartar un carcinoma subyacente, pues su presencia se descubre en el 10-15% de los casos. El diagnóstico diferencial comprende a la infección micobacteriana, el secuestro pulmonar, varios cánceres, el infarto de pulmón y las vesículas (bullas infectadas). 

Lo ideal es identificar al microorganismo causal, pero es muy difícil de conseguir. Las bacterias anaeróbicas son particularmente difíciles de aislar. En  todo paciente con un absceso pulmonar se realizan hemocultivos y cultivos de  esputo y si así conviene, de líquido pleural. No hay consenso en cuanto a la utilidad de la fibrobroncoscopia con lavado broncoalveolar, la obtención de una  muestra protegida por medio de cepillado para el diagnóstico, o el drenaje del absceso pulmonar. Es importante contraponer el bajo índice de confirmación diagnóstica, en particular con el absceso pulmonar por anaeróbicos, con el  peligro de rotura de la cavidad abscesada y derrame del material contaminado hacia las vías respiratorias. Quizá la broncoscopia tenga mayor utilidad para  descartar obstrucción respiratoria, infección por micobacterias o cáncer. La aspiración transtraqueal o transtorácica constituye otro método poco utilizado para obtener muestras para su estudio microbiológico. 

Al comienzo del proceso, la RX de torax muestra un área de condensación de tipo neumónico, con bordes poco nítidos y que puede ser expansiva. Luego la lesión se va circunscribiendo y adopta el aspecto de una masa o de un nódulo de límites borrosos. A diferencia de otras lesiones cavitadas, los abscesos suelen estar rodeados de una condensación neumónica.

Cuando el absceso se drena hacia un bronquio y se expulsa parte del material  necrótico, adopta el aspecto de una cavidad de paredes gruesas o finas. Generalmente tienen  un contenido líquido y con el ingreso de aire se produce un nivel hidroaéreo, que cambia de posición de acuerdo al decúbito del paciente. En otros casos, el líquido es escaso, entonces se observa una cavidad de paredes irregulares y contenido aéreo.

La tomografía computadorizada de tórax es útil para definir el tamaño y la ubicación de los abscesos, buscar  otras cavidades y valorar la presencia de pleuritis. Si en el examen radiológico simple solo se observa un área de condensación, los cortes tomográficos pueden demostrar que en su interior existe una zona de menor densidad que corresponde al material purulento, con burbujas o niveles hidroaéreos. Luego de la inyección de contraste iodado generalmente se tiñe en anillo el contorno del absceso, mientras que su contenido permanece hipodenso. Las lesiones cavitarias en  zonas no declives, como el lóbulo medio derecho o los segmentos anteriores de los lóbulos superiores, sugieren la posibilidad de otras causas, como cáncer. 

Los resultados de los análisis clínicos revelan leucocitosis, anemia y aceleración de la velocidad de sedimentación globular. 

Tratamiento
Durante años la penicilina fue el cimiento de la antibioticoterapia empírica contra el  absceso pulmonar. Al surgir microorganismos productores de lactamasa beta el fármaco estándar ha sido la clindamicina (150 a 300 mg cada 6 h). En casos escogidos a veces son útiles otros fármacos como los carbapenémicos y las combinaciones lactámicos  beta/inhibidores de lactamasa beta. El metronidazol solo conlleva un índice bastante grande de ineficacia terapéutica. En la medida de lo posible, la selección de los antibióticos debe orientarse según los resultados de estudios microbiológicos. 

La duración del tratamiento del absceso pulmonar es punto de controversia. Por lo  general se administra antibioticoterapia durante cuatro a seis semanas, aunque algunos expertos se inclinan por un lapso más prolongado. La ineficacia terapéutica sugiere la posibilidad de que la causa no es infecciosa. 

La cirugía se ha utilizado muy poco en la era de los antibióticos, pero algunas de sus indicaciones son la hemoptisis refractaria, la respuesta deficiente a las medidas  médicas o la necesidad de recurrir a un estudio histopatológico ante la sospecha de  una causa no infecciosa. 

Evolución
La evolución de los abscesos es variable. En términos generales, el pronóstico para los pacientes con un absceso clásico por  anaerobios es bastante favorable, con una tasa de curación de 90 a 95%. Se han señalado índices de mortalidad más elevados en individuos inmunodeficientes, personas  que padecen otras enfermedades graves y cuando existe infección por P. aeruginosa,  S. aureus y K. pneumoniae.

Con un tratamiento antibiótico, la mayoría de ellos se resuelven dejando una cicatriz. Sus complicaciones consisten en la extensión de la infección hacia la cavidad pleural, creando un empiema o fístula broncopleural, lo cual es infrecuente  la hemorragia, la aparición de abscesos cerebrales o meningitis a partir de émbolos sépticos y (pocas veces) una amiloidosis secundaria (de tipo AA).












0 Post a Comment:

Publicar un comentario